El deceso de Samuel Alfonso Reyes Vargas, a sus 89 años, se produjo ayer lunes al mediodía, debido a consecuencias de una larga dolencia. Sin embargo, su partida deja un legado innegable: su amor por la educación, que volcó en el Instituto Rancagua, formador de centenares de rancagüinos que han pasado por sus aulas.
Reyes Vargas se casó joven y junto a su esposa, María Isabel, se dieron a la tarea de formar un centro educacional. Partieron hace más de 50 años con una modesta sala de clases de educación inicial y producto de sacrificios e inversiones fueron ampliando la oferta educativa en lo que fue primero el Colegio Rancagua hasta lo que es hoy, el Instituto Rancagua.
Sin ser docente, -lo era su esposa María Isabel Villalobos-, puso su alma en el desarrollo del proyecto educativo. Y en los últimos años, ya aquejado de su enfermedad, aún estaba activo y pendiente del Instituto. Su vida fue un constante devenir entre proyectos diversos, y su amor por el campo y los caballos. Pero fue la educación la que lo enamoró.
Hoy, quienes quieren darle un último adiós, pueden hacerlo en Funerales Rodríguez, donde están siendo velados sus restos.
La misa por el eterno descanso de su alma se realizará este miércoles 28 de mayo al mediodía en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen, en Rancagua, para posteriormente sepultar sus restos en el Cementerio N° 1 de nuestra capital regional.