La pequeña comunidad que rodea la base de SpaceX en Boca Chica, al sureste de Texas, ha dado un paso histórico al votar mayoritariamente a favor de convertirse en la ciudad de Starbase. Este movimiento, impulsado por la propia compañía y respaldado por el gobernador Greg Abbott, marca un hito en la relación entre la industria aeroespacial y el desarrollo urbano: SpaceX obtiene así un control sin precedentes sobre su entorno inmediato, clave para su objetivo de llevar humanos a Marte.
La votación, celebrada el pasado sábado, resultó en 212 votos a favor y solo seis en contra, según el Departamento de Elecciones del Condado de Cameron. El resultado era previsible: la mayoría de los 283 votantes elegibles en el territorio de 3,9 kilómetros cuadrados son empleados de SpaceX o familiares directos. La decisión culmina un proceso iniciado meses atrás, cuando la empresa comenzó los trámites legales para transformar su creciente complejo texano en un municipio independiente, tras trasladar su sede oficial de California a Texas en busca de un entorno regulatorio y fiscal más favorable.
La nueva ciudad de Starbase será gobernada por una comisión municipal de tres miembros, todos ellos vinculados a SpaceX. Bobby Peden, vicepresidente de pruebas y lanzamientos en Texas, asume el cargo de alcalde. Lo acompañan Jenna Petrzelka, exgerente de operaciones de ingeniería en Starbase, y Jordan Buss, director sénior de salud ambiental y seguridad de la compañía. Los tres se presentaron sin oposición, consolidando el control de la empresa sobre la administración local.
La autonomía que otorga el estatus de ciudad es fundamental para los planes de SpaceX. Según una carta enviada a las autoridades por Kathryn Lueders, directora general de Starbase y exdirectora de vuelos tripulados de la NASA, este cambio permitirá agilizar el desarrollo de Starship y avanzar en la visión de colonizar Marte. La comisión municipal tendrá autoridad sobre la zonificación, los proyectos de construcción y otros aspectos de la vida local, permitiendo a SpaceX marcar su propio ritmo en la expansión de infraestructuras y servicios. Aunque la ciudad no puede ignorar regulaciones estatales o federales, el margen de maniobra es considerable.
Hasta ahora, SpaceX ya gestionaba de facto algunas infraestructuras, como la carretera que conecta Boca Chica con el resto de Texas, cuyo tráfico se interrumpe frecuentemente para pruebas y traslados de cohetes. Además, la empresa proporciona atención médica y educación a las familias de empleados, incluyendo la escuela Astra Nova, fundada por Elon Musk.
Uno de los retos más inmediatos para Starbase es la vivienda. La constitución de la ciudad elimina trabas burocráticas que impedían construir suficientes casas para los cientos de trabajadores que desean vivir cerca del complejo. Actualmente, unos 260 empleados y sus familias -casi 500 personas- residen en la zona, mientras que otros 3.100 se desplazan diariamente desde Brownsville y áreas cercanas. Un reciente intento de construir más viviendas adosadas había sido rechazado por el condado, situación que ahora podría cambiar bajo la nueva administración municipal.
Sin embargo, la creación de Starbase no está exenta de polémica. Grupos ecologistas y residentes locales han expresado su preocupación por el creciente control de Elon Musk sobre la región, especialmente en lo que respecta al acceso a la playa de Boca Chica y al parque estatal adyacente. Hasta ahora, el cierre de la carretera y la playa para lanzamientos requería autorización del condado, pero existen iniciativas legislativas en Texas para transferir esa autoridad directamente al alcalde y al ayuntamiento de Starbase. SpaceX argumenta que esto permitiría agilizar los lanzamientos, especialmente ahora que busca permiso federal para aumentar la frecuencia anual de 5 a 25.
Este modelo de ciudad empresarial no es nuevo: sigue los pasos de Toyota City en Japón y del campus residencial de Huawei en China, así como de proyectos urbanísticos como Sidewalk Toronto, impulsado por Google en Canadá. Para SpaceX, contar con su propia ciudad es un paso estratégico para consolidar su dominio en los lanzamientos espaciales y avanzar hacia la colonización de Marte.
El futuro inmediato de Starbase incluye una expansión significativa de infraestructuras. Según Kathy Lueders, la compañía prevé construir una nueva oficina, una segunda plataforma de lanzamiento, una estructura de alta capacidad y una gigantesca fábrica de Starship que alcanzará el millón de pies cuadrados a finales de 2024. “Eso es mucho trabajo, junto con la construcción de viviendas y todo lo demás”, señaló Lueders en una reciente presentación. El objetivo es claro: “Todo esto es para prepararnos y poder cumplir con la tasa de producción y lanzamientos que necesitamos para nuestras misiones”.
La coordinación con el Puerto de Brownsville y empresas como NextDecade busca identificar nuevas necesidades de infraestructura en la zona. El complejo de Starbase ya recibe a tres mil personas cada día y se espera que la demanda de servicios crezca a medida que aumente el ritmo de pruebas y lanzamientos. Lueders anticipa que la próxima aprobación de la FAA para nuevos lanzamientos podría llegar en las próximas semanas: “El primer día que tengamos esa licencia, vamos a volar. Sé que algún día, desde el Valle del Río Grande, habrá una Starship rumbo a Marte”.
Créditos: Xataka.com.