Yuri Ivánovich Borísov, exviceministro de Defensa de Rusia y director general de Roscosmos hasta febrero de 2025, confirmó que Rusia y China tienen planes conjuntos para instalar un reactor nuclear en la superficie lunar. Esta iniciativa forma parte del ambicioso proyecto de la Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS, por sus siglas en inglés), que ambas naciones operarán en conjunto y que se espera esté terminada para 2035.
La experiencia rusa en infraestructuras nucleares es ampliamente reconocida, y aunque China llegó más tarde a esta industria, cuenta con la capacidad científica y recursos necesarios para llevar a cabo este proyecto. Pei Zhaoyu, ingeniero jefe de la misión Chang’e-8, destacó la ventaja natural de Rusia en el suministro de energía nuclear espacial, afirmando que “en lo que se refiere a las instalaciones nucleares, y especialmente enviándolas al espacio, lidera el mundo incluso por delante de EEUU”.
El proyecto tendrá un punto de partida en 2028 con el lanzamiento de la misión Chang’e-8, que servirá para preparar la base lunar que estará habitada de forma permanente a partir de 2030. Además, esta misión explorará la construcción del reactor nuclear que será la fuente principal de energía para la estación. Aunque el gobierno chino aún no ha oficializado este plan, las declaraciones de Pei Zhaoyu confirman que la colaboración entre Rusia y China ya está en marcha.
El diseño preliminar del reactor nuclear chino, inspirado en el reactor soviético TOPAZ-II y en desarrollos de la NASA, presenta innovaciones técnicas importantes. Utilizará barras de combustible de dióxido de uranio en forma de anillo, un sistema de refrigeración doble con metal líquido (NaK-78) capaz de mantener el núcleo por debajo de los 600 ºC, y un moderador de neutrones de hidruro de itrio, considerado más eficiente que los convencionales de hidruro de circonio.
Mientras tanto, Estados Unidos también prepara su regreso a la Luna mediante el programa Artemis de la NASA, con planes de enviar astronautas en 2027 y construir una base lunar sostenible. Aunque esta base contará con grandes paneles solares, la energía fotovoltaica no es suficiente para cubrir las necesidades durante la noche lunar, que dura entre 14 y 15 días terrestres. Por ello, la NASA desarrolla un reactor nuclear llamado Fission Surface Power (FSP), capaz de entregar 40 kW de potencia.
El proyecto ruso-chino representa un paso significativo en la exploración lunar, ya que la fuente de energía nuclear permitirá un suministro estable y continuo, fundamental para la operación permanente de la estación lunar. La ILRS no solo será un laboratorio científico sino también una plataforma estratégica para futuras misiones espaciales, incluyendo la exploración y posible colonización del satélite natural de la Tierra.
En este contexto, la experiencia militar y tecnológica de Yuri Borísov, quien fue viceministro de Defensa y dirigió Roscosmos hasta febrero de 2025, ha sido clave para impulsar la colaboración espacial ruso-china. Sin embargo, su gestión enfrentó críticas por la caída en el número de lanzamientos espaciales rusos y el fracaso de proyectos como la sonda lunar Luna-25.
Con la Estación Internacional de Investigación Lunar y el reactor nuclear en desarrollo, Rusia y China buscan consolidar su liderazgo en la exploración lunar, enfrentando la competencia de Estados Unidos y otras potencias espaciales. El éxito de este proyecto marcará un hito en la cooperación internacional y en el uso de tecnología nuclear para la exploración espacial.
Créditos de la información: Xataka.com.