Cada año, el mes de octubre nos invita a detenernos un momento y reflexionar sobre la salud de nuestras mujeres, especialmente frente al cáncer de mama, una enfermedad que afecta a miles de familias en Chile y en el mundo. En el Hospital de Santa Cruz, creemos firmemente que la detección temprana salva vidas, y que la educación y la concientización son herramientas poderosas para enfrentar este desafío.
En el marco del Día Mundial del Cáncer de Mama, nuestro equipo del Departamento de la Mujer organizó una jornada de sensibilización y promoción de la salud que reunió a funcionarios, gremios y a nuestra comunidad usuaria. Esta actividad no fue solo un gesto simbólico: fue una oportunidad para acercar información, entregar recursos educativos y reforzar un mensaje de esperanza y cuidado. Cada conversación, cada folleto entregado y cada orientación brindada son semillas de prevención que pueden marcar la diferencia en la vida de muchas mujeres.
El lazo rosado que ilumina nuestro hospital no es solo un símbolo; es un compromiso vivo con todas las mujeres que han enfrentado esta enfermedad, con quienes luchan actualmente y con quienes inspiran con su fuerza y resiliencia. Cada examen preventivo, cada consulta oportuna y cada gesto de acompañamiento tienen el poder de cambiar un destino, de transformar incertidumbre en seguridad, miedo en información y vulnerabilidad en fuerza.
Como institución, sabemos que nuestra misión va mucho más allá de la atención clínica diaria. Nos debemos a la prevención, al acompañamiento y a la educación continua. Queremos que cada mujer se sienta empoderada para cuidarse, informarse y no postergar sus controles. La prevención no solo salva vidas, sino que fortalece familias y comunidades, creando una red de apoyo y conciencia que se extiende mucho más allá de nuestras instalaciones.
A todas nuestras funcionarias, usuarias y a la comunidad en general, queremos decirles: el autocuidado no espera. Cada visita médica, cada autoexamen y cada conversación sobre salud son actos de amor propio y de responsabilidad colectiva. Juntos, con compromiso, solidaridad y conocimiento, podemos construir un lazo de prevención que salve vidas y fortalezca la esperanza. Porque cada gesto cuenta, cada vida importa y cada lazo rosado que nos une nos recuerda que, frente al cáncer de mama, la prevención es la mayor expresión de cuidado, compromiso y amor.